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Guerra por la atención en la red: la comida gana al sexo

Parece que no hacemos más que ver imágenes de comida en Internet, verdad? En 2012 este fenómeno, llamado Food Porn, invadió completamente los sitios de contenido generado por usuarios, como podrían ser por ejemplo Facebook o los blogs. El food porn se define como movimiento cultural por primera vez en 1996 y forma parte de nuestra vida cotidiana en parte también gracias a numerosos programas de televisión.

Al margen de que algunas de las imágenes sean verdaderas atrocidades, que más que despertarte el hambre te lo quitan, la verdad es que la cultura del food porn ha invadido nuestras pantallas: realities en televisión, ofertas en nuestros smartphones y aplicaciones como Foodspotting, que os aconsejo si sois apasionados de cocina y de descubrir nuevos restaurantes.

Pero, por qué esta tendencia a hacer fotos de nuestra comida? Y sobretodo, por qué esta fascinación para ver estas imágenes con tanta pasión? Tanta, que este movimiento ha sido calificado de pornografia?

La motivación más intuitiva es la que propondría la psicología evolutiva. Considerando que las bases de nuestra supervivencia son: como individuos la alimentación y como especie la reproducción, tiene sentido que comida y sexo sean información a la que, genéticamente, tendamos a prestar mayor atención. Pero, si para el sexo esto ha sido más o menos siempre así, por qué ahora esta obsesión por la comida? Es que somos inmunes ya al contenido sexual, utilizado hasta la saciedad en Internet? O es que en nuestra obsesión por las tallas pequeñas hemos descuidado aspectos de nuestra alimentación que ahora nuestro cuerpo nos reclama?

Sin duda es cierto que el aporte calórico de los alimentos cocidos es mucho mayor al de los alimentos crudos, algo que nuestros antepasados aprendieron y que ha hecho que lo prefiramos desde hace milenios. Este podría ser el motivo por el que las imágenes de comidas exuberantes, tentadoras carnes son salsas deliciosas y tiempo de preparación largo, son objeto de deseo y admiración.

Otra hipótesis válida para explicar por qué frente a estas imágenes se despierta en nosotros este anhelo pavloviano es la del estímulo supernormal, una técnica muy extendida en publicidad desde hace años: el estímulo opera exagerando los aspectos que más nos gustan de un cierto objeto, llevándolos a extremos casi irreales pero lo suficientemente creíbles para hacernos creer que están a nuestro alcance. Es algo parecido a las fotos de modelos retocadas en las revistas: hacen soñar a hombres y mujeres hasta que a alguien se le va la mano con Photoshop y recorta tanto la cintura de la modelo que se gana un puesto en las páginas de desastres photoshop.

Aunque mi colección de food porn sea por ahora privada, admito que en general aprecio ver imágenes de comida suculenta, en ocasiones verdaderas obras de arte que poco a poco están ganando la batalla a las fotos de hombres y mujeres retocadísimos, que durante demasiado tiempo han monopolizado mi home de Facebook!

 

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